lunes, 10 de junio de 2013
AUN NO LLEGAS A TU PUERTO
Un misionero enfermo que había invertido los mejores años de su vida en la obra de Dios viajaba en un barco, de regreso a su patria...
Se sintió triste al ver que nadie fue a recibirlo cuando el barco llegó a puerto.
Y más aún cuando miró cómo un político que viajaba en el mismo barco era recibido con honra y tono festivo por la gente...
Entonces, Dios habló a su corazón:
-"No estés triste porque nadie vino a recibirte. Aún no llegas a tu puerto"
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