Un día en una hermosa y exclusiva boutique, un hombre vio una hermosa taza.
El hombre dijo:
-Nunca he visto algo tan hermoso.
Mientras la
contemplaba, la taza empezó a hablar:
-Es que usted no entiende, no siempre
he sido una taza de té. Hubo un tiempo donde yo era solo un puño de barro. Mi
maestro me tomó y me amasó, me pegó una y otra vez y yo grité, 'déjame en paz.'
Pero el solo sonrió, y dijo:
-"Todavía no"
…Luego me puso en una rueda que daba vueltas, y de repente di vueltas y
vueltas, vueltas y vueltas. Entonces grité:
-¡Párale! Me estoy mareando.
Pero
el maestro solo dijo:
-"Todavía no"
Por si fuera poco, luego me puso en
un horno.
Nunca había sentido tanto calor! Yo me preguntaba por qué me quería
quemar. Yo grité, toqué en la puerta. Lo podía ver por la abertura y podía leer
sus labios mientras meneaba la cabeza diciendo:
-"Todavía no"
Finalmente la puerta se abrió, me puso en una mesa y me empecé a enfriar.
-Ah!, esto es mejor,” yo dije.
Pero luego el maestro tomó una brocha y me pintó
por todos lados. Los olores eran horribles. Pensé que iba a vomitar.
-Detente!
¡Detente!' exclamé. El sólo dijo:
"Todavía no.''
Para colmo de males, me volvió a meter al horno pero no como el primero.
Este estaba dos veces más caliente y yo estaba segura que me quemaría. Le
rogué. Le pedí. Grité. Lloré. Todo este tiempo lo podía ver por una abertura
moviendo su cabeza, diciendo:
-"Todavía no"
Entonces me di cuenta que no había esperanza.
Nunca lo podría lograr. Ese
era el final de mi vida. Y justo cuando estaba ya vencida, me sacó el maestro y
me puso en este estante.
Ahora todos pueden ver en mí su obra terminada, aunque
ignoren el proceso. Solo mi maestro pudo imprimir belleza a un puño de barro.
Aunque todos me elogian yo sé que soy lo que soy por mi alfarero.