"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" Mt.5:43-45
Un oficial del ejército, abofeteó a un
soldado raso un día de mal humor. El soldado abofeteado era conocido por su valentía. Sintió mas que el golpe, el insulto.
Como su disciplina militar le prohibía
responder a su oficial, solo le dijo:
-“Hare que se arrepienta”
Un día, en medio de una batalla cruenta, el soldado vio a
un oficial que, herido y separado de su compañía, hacía un esfuerzo desesperado, para abrirse paso entre los
enemigos que le rodeaban.
El soldado se dio cuenta que se trataba del oficial que
lo había maltratado y se apresuró a ayudarle, luego, lo apoyó en su hombro y lo
sacó de la zona de peligro.
Temblando de emoción, el oficial asió la mano del soldado y balbuceó, agradecido:
-Qué respuesta has dado a mi insulto sin sentido!
El soldado le apretó su mano y con una sonrisa, le respondió:
-Ya le dije que le haría arrepentirse de ello.
Desde entonces fueron amigos muy unidos.
Samuel Vila, Enciclopedia de Anécdotas e Ilustraciones, Vol. 2, Pág.378