miércoles, 26 de octubre de 2011

MANOJOS DORADOS


Las lágrimas que riegan el sendero 
Son gotas venturosas 
del ánfora filial del misionero, 
que al caer se convierten en rosas;   
Son perlas de buen precio 
Porque Dios las estima y valora 
a despecho del denuesto y del desprecio: 

¡Ellas son como gotas de aurora! 
En el lado del mundo caen y ruedan 
Convirtiendo la arcilla en oro fino; 
Tras ellas tesoros hay que quedan 
Hermoseando a lo largo el gran camino. 

La visión interior va a la mirada 
Arrancando, al efecto, el hondo llanto 
Que aminora el dolor en la jornada, 
proveyendo al viador consuelo santo 

¡Cuán hermosos los pies del que predica 
del Señor la gloriosa y áurea fiel 
así andando y llorando, es culta y rica 
la región que recorren los pies. 

Las lágrimas que riegan los eriales 
Son gotas de rocío 
que suben de escondidos manantiales 
Del fiel heraldo pío… 
Y horizontes de pueblos se columbran 
A la vista de esos ojos que lloran… 
Ojos que como soles son, que alumbran 
Dando al mundo sombrío sus auroras. 

Misionero veraz, flor mañanera, 
Que anuncias de la Gracia sus promesas. 
¡Al fin disfrutarás de tu quimera 
en lugares de gloria y de fulgores! 
Donde el cierzo invernal jamás acosa 
Y no existen letales inquietudes; 
Y es más suave que céfiro y la rosa 
La canción de triunfantes multitudes. 

¡Ya vuelve el sembrador con regocijo! 
¡Impregnados de luz están sus ojos! 
Su alma es un laúd, pues Dios bendijo 
Su labor ; y ya ostenta sus manojos. 

Es la tarde en la vida del heraldo. 
El erial que sonó ya está sembrado: 
¡Ya florece el rosal do hubo cardos, 
y do hubo espinas sube el trigal dorado! 

Una página nívea allá en el cielo 
Queda escrita con oros celestiales 
Por cada gota de llanto, que consuelo 
Derramara en los débiles mortales. 
Y tras él un clarín de bendiciones 
Resuena como un fruto de alegría: 
¡Mientras al camino que regara un día.

FUENTE: DICANEC, ESWORD, LA ESPADA ELECTRONICA